Pogacar a la caza de sus fantasmas en el Mont Ventoux
La última aparición del Ventoux se remonta al 2021, cuando otro belga, Wout van Aert, se llevó la victoria en Malaucène, después de una doble ascensión al Ventoux.
Montpellier, Francia | El Mont Ventoux, montaña mítica del Tour de Francia, se perfila en el horizonte del pelotón el martes, y Tadej Pogacar tendrá varias cuentas pendientes con el gigante de aspecto lunar.
Un día después de la segunda jornada de descanso, los corredores saldrán desde la ciudad costera de Montpellier para esta 16ª etapa de 171 kilómetros con perfil llano hasta la subida final, que comienza a una veintena de kilómetros para meta.
Arrancará ahí un viaje a otro mundo, hostil, para cerca de una hora de sufrimiento absoluto.
Con el Tourmalet, el Galibier y el Alpe d'Huez, el Ventoux es uno de los lugares emblemáticos de la Grande Boucle, uno de los puertos más duros de Europa, escenario de grandes gestas y también de episodios dramáticos, como la muerte por agotamiento de Tom Simpson en 1967.
"Cuidado Ferdi, el Ventoux no es un puerto como los demás", dijo Raphaël Géminiani en 1955 al corredor suizo Ferdi Kübler en el momento en que atacaba. "Ferdi tampoco es un corredor como los otros", le respondió, antes de abandonar.
- En la salida "nadie abre la boca" -
Con sus empinadas rampas (15,7 km al 8,7%), sus últimos kilómetros entre grava, su viento a menudo de cara (el martes se esperan ráfagas de 45 km/h), sus 1.900 m de altitud y sus temperaturas caniculares, la sola mención del nombre del gigante de la Provenza inspira temor.
"La mañana del Ventoux es completamente especial", explica el director del Tour Christian Prudhomme. "Percibes que en el pelotón nadie abre la boca en la salida ficticia. Es un día singular para todo el mundo. Naturalmente, para los corredores, pero también para los organizadores. Como prueba, la última vez que quisimos llegar al alto, en 2016, no se logró, demasiado viento".
La meta fue situada más abajo, en Chalet Renard, para una victoria del belga Thomas De Gendt. Pero de lo que, según Prudhomme, "se hablará aún dentro de cien años" siguen siendo la imágenes surrealista de Chris Froome corriendo hacia arriba después de haber roto su bicicleta tras un choque con una moto de televisión.
La última aparición del Ventoux se remonta al 2021, cuando otro belga, Wout van Aert, se llevó la victoria en Malaucène, después de una doble ascensión al Ventoux.
Aquel día estuvo marcado por la irrupción de un corredor entonces desconocido, Jonas Vingegaard, que logró distanciar a Tadej Pogacar en los últimos metros de la subida.
- "Malos momentos" -
El esloveno le daría alcance en el descenso y terminaría ganando su segundo Tour, pero el danés dejó plantada la semilla para sus victorias en 2022 y 2023.
El Ventoux sigue siendo un mal recuerdo para Pogacar, que buscará alejar los fantasmas.
"Se podría decir que el recorrido ha sido diseñado para recordarme todos los malos momentos que he vivido en el Tour de Francia. Perdí tiempo en el Ventoux, perdí tiempo en Hautacam y exploté por completo en la Loze", constata el campeón del mundo.
Ya en el Dauphiné en junio se había cobrado una revancha sobre Vingegaard en la subida de Domancy, donde perdió la contrarreloj en 2023.
El jueves pasado en Hautacam, donde había cedido en 2022, sacó más de dos minutos al danés para afrontar el Ventoux con un colchón de 4 minutos 13 segundos en la general.
Pero a 'Pogi' aún le restan por delante el Ventoux y el col de la Loze, donde concluirá la 18ª etapa el jueves, para arreglar cuentas con el danés y con el pasado.