28 de julio de 2025, 18:38 PM

Carlos Aguirre / Consultor Desarrollo Humano Estratégico.

En medio de un entorno empresarial cada vez más volátil, donde la presión por obtener resultados más ágiles y eficientes es constante, la inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una promesa futurista para convertirse en un aliado tangible y transformador. 

Un reciente estudio conjunto entre Stanford y el Banco Mundial, publicado por Visual Capitalist, revela datos contundentes: el uso de herramientas basadas en IA puede reducir el tiempo necesario para realizar tareas en más de un 60 % en múltiples áreas laborales.

Estos hallazgos no solo confirman lo que muchos visionarios venían anticipando, sino que trazan una línea clara entre quienes están aprovechando esta tecnología para innovar su productividad y quienes se están quedando rezagados.

Impacto cuantificable en las tareas clave

El estudio evaluó 18 actividades laborales comunes, desde redacción de contenido hasta programación, análisis crítico y gestión de personas. El resultado fue sorprendente: en todos los casos, la IA logró reducir significativamente el tiempo de ejecución, con una media del 66 % de ahorro temporal. Por ejemplo, redactar un documento que antes tomaba 80 minutos ahora requiere solo 25 con ayuda de la IA. En actividades como resolución de problemas técnicos, el tiempo se redujo hasta en un 76 %.

Esto no se limita a trabajos técnicos. Tareas que tradicionalmente se han considerado humanas, como la toma de decisiones, la enseñanza o el juicio profesional, también se beneficiaron, con reducciones de tiempo superiores al 65 %. Es decir, la IA no solo automatiza, sino que potencia la capacidad cognitiva de los trabajadores.

El nuevo diferencial estratégico

Para los líderes empresariales, esta realidad representa una oportunidad ineludible. Adoptar herramientas de IA no se trata solo de eficiencia, sino de redefinir las prioridades estratégicas de la organización. La liberación de tiempo en tareas operativas permite que los equipos enfoquen sus energías en labores de mayor valor añadido: innovación, creatividad, relacionamiento con clientes, desarrollo de nuevos productos, entre otros.

Además, el estudio evidenció que los beneficios son particularmente marcados en trabajadores menos experimentados, lo que puede nivelar la curva de aprendizaje en las organizaciones y acelerar procesos de capacitación interna.

No es tecnología, es cultura

A pesar de estos resultados prometedores, el verdadero desafío no es tecnológico, sino cultural. Muchas organizaciones aún dudan en integrar herramientas de IA por miedo al cambio, desconocimiento o falta de visión. Sin embargo, los datos son claros: quienes adopten estas tecnologías estratégicamente, con formación y ética, estarán en mejor posición para competir, atraer talento y adaptarse al futuro del trabajo.

¿Qué pueden hacer los líderes hoy?

  1. Evaluar procesos internos: Identificar tareas repetitivas o que consumen mucho tiempo y podrían beneficiarse de herramientas de IA generativa.​
  2. Capacitar equipos: Promover una cultura de aprendizaje continuo, enfocada en habilidades digitales y pensamiento crítico.
  3. Iniciar pilotos rápidos: Incorporar soluciones accesibles como ChatGPT, Copilot o Gemini en áreas de contenido, programación o soporte al cliente.
  4. Medir impacto: Establecer métricas claras de eficiencia, calidad y tiempo para evaluar los resultados de las implementaciones.

La inteligencia artificial no reemplaza a los líderes, pero sí redefine su rol. Quienes tomen decisiones informadas y actúen con visión estratégica podrán convertir la IA en un verdadero acelerador de valor. La pregunta no es si debemos adoptarla, si no cuánto estamos dispuestos a liderar el cambio.

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