16 de junio de 2025, 17:50 PM

Carlos Aguirre / Consultor Desarrollo Humano Estratégico.

En el camino del liderazgo, muchas veces nos encontramos con barreras invisibles, limitaciones impuestas por normas, creencias o prejuicios que frenan la toma de decisiones efectivas. La historia de El puente de los dos monjes es una poderosa metáfora sobre la importancia de la flexibilidad mental, la inteligencia emocional y el verdadero propósito de liderar.

Cuenta la historia que dos monjes viajaban juntos cuando encontraron a una mujer que necesitaba cruzar un río. La corriente era fuerte y el paso peligroso. Sin dudarlo, uno de los monjes la cargó sobre sus hombros y la llevó al otro lado. Luego, continuaron su camino en silencio. Horas después, el segundo monje, visiblemente molesto, le reclamó: 

“Las reglas de nuestra orden nos prohíben el contacto con mujeres. ¿Cómo pudiste hacer eso?” A lo que el primer monje respondió con calma: “Yo dejé a la mujer en la orilla, pero tú sigues cargándola en tu mente”.

Esta breve anécdota encierra profundas enseñanzas para el liderazgo. Primero, nos recuerda que los líderes deben priorizar el propósito sobre las reglas rígidas. En muchas organizaciones, las normas existen para guiar, pero no deben convertirse en barreras inquebrantables que impidan la toma de decisiones sensatas. El monje que ayudó a la mujer entendió que su deber moral estaba por encima de una norma impuesta; su liderazgo se basó en la empatía y en la acción.

Segundo, nos habla sobre la importancia de soltar las cargas innecesarias. El otro monje siguió aferrado a la norma, sintiendo resentimiento e indignación, lo que le impidió concentrarse en su viaje. En el liderazgo, esto ocurre cuando los líderes y equipos se estancan en errores del pasado, en decisiones que no pueden cambiar o en conflictos que no aportan valor. Un líder efectivo sabe cuándo es momento de aprender la lección y avanzar.

Otro aspecto clave es el trabajo en equipo. En una organización, cada miembro tiene un papel que cumplir, pero es esencial comprender que los objetivos colectivos deben primar sobre las diferencias individuales. El monje que ayudó a la mujer no cuestionó si debía o no hacerlo; simplemente actuó en beneficio del bien mayor. Del mismo modo, los líderes deben inspirar a sus equipos a enfocarse en la solución y no en el problema.

Finalmente, esta historia nos habla de la flexibilidad mental y la inteligencia emocional. En un mundo cambiante, los líderes que se aferran a esquemas rígidos pierden oportunidades de crecimiento y desarrollo. La capacidad de adaptarse y de tomar decisiones basadas en la situación y no solo en la norma es una de las competencias más valiosas en el liderazgo actual.

En conclusión, El puente de los dos monjes nos deja una gran enseñanza: el liderazgo requiere empatía, pragmatismo y la capacidad de soltar lo que no contribuye. Enfrentamos dilemas constantemente, pero la verdadera prueba de liderazgo radica en nuestra capacidad para actuar con sensatez y avanzar sin cargar con pesos innecesarios. Como líderes, debemos preguntarnos: ¿qué cargas seguimos llevando que ya deberíamos haber soltado?

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