Cómo es vivir en Kamchatka, península marcada por volcanes, erupciones y terremotos
Poblada por 300 mil habitantes, tiene una superficie mayor a la de Suecia. La vida ahí está marcada por una actividad sísmica extraordinaria.
La península de Kamchatka, situada en el Lejano Oriente de Rusia, es uno de los territorios con mayor actividad volcánica y sísmica del mundo, llegando incluso a ser peligroso para la aviación civil por las abundantes nubes de ceniza que expulsan los volcanes aún activos.
Parte del Cinturón de Fuego del Pacífico, Kamchatka cuenta con cerca de 30 volcanes activos, de los casi 130 que tiene en total, inscritos en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1996.
Enorme actividad sísmica
Además de la alta actividad volcánica, la región sufre constantes terremotos por encontrarse al borde de la placa tectónica norteamericana, limitando con la euroasiática, la del Pacífico, y muy próxima a la placa filipina, convirtiéndose en una de las zonas con mayor actividad sísmica del planeta.
Las constantes erupciones y emisiones de cenizas amenazan a menudo el espacio aéreo, arrojando material hasta a 11 kilómetros de altura y dejando capas de casi 10 centímetros en el suelo.
Los tres volcanes del escudo oficial
La península está bañada por el mar de Ojótsk, el mar de Bering y el océano Pacífico; mientras que también conecta a través de dos cadenas de islas con Japón y Alaska.
Como sujeto federal ruso, el escudo del Krai de Kamchatka lo representan tres volcanes en erupción, pudiendo ser los volcanes de Koriak, Avach y Kozel, que juntos forman una cadena montañosa.
Con una superficie de unos 460.000 kilómetros cuadrados, poco más que Suecia, cuenta con una mermada población de menos de 300.000 habitantes, según datos oficiales rusos, lo mismo que la capital de Eslovenia.
Más de la mitad de su población se concentra en su capital, Petropávlovsk-Kamchatski, una ciudad portuaria que vive principalmente de los astilleros para las flotas pesqueras.
El resto de los habitantes de la región viven repartidos en pequeños núcleos urbanos a lo largo de la península, sobreviviendo gracias a la pesca, especialmente la del famoso cangrejo de Kamchatka y del salmón, y, también, del turismo, cuyo reciente desarrollo ha dinamizado este remoto territorio.
La península, que acoge varias bases militares rusas, está también cubierta por amplias zonas boscosas de adebules, álamos y sauces, lo que amortigua el impacto de los sismos.