Por Stefanía Colombari |10 de agosto de 2025, 8:00 AM

“Pablo” es un adolescente de apenas 15 años, vecino de uno de los barrios más conflictivos del país, con altas cifras de criminalidad y violencia. Su madre es una persona en condición de calle y su padre un vendedor de drogas. Durante su corta vida le ha tocado ver de todo y ha tenido todas las condiciones para ser igual que el mundo que le rodea. Sin embargo, como la flor del loto, que crece en medio del barro, se ha negado a permearse. 

Nos recibió en su casa, y por el peligro que le rodea, decidió darnos esta entrevista con su identidad protegida, para explicarnos la crudeza que le ha tocado vivir, pero sobre todo para darnos el ejemplificante testimonio de que la esperanza no debe nunca de perderse y que siempre es posible determinar un futuro mejor a pesar de las duras circunstancias.

¿Cómo ha sido para usted crecer en una comunidad que sabemos que es muy conflictiva?​ 

Ha sido una etapa difícil, porque desde pequeño uno ve eso, luego va creciendo. Yo tengo dos hermanas, y con el miedo de que les pase algo a ellas también, desde muy pequeño. Luego con el miedo de que le pase algo a mi familia, incluso a mí. Ha sido una situación difícil, la verdad. No ha sido fácil, pero ahí hemos ido.

¿Desde pequeño me imagino que se fue acostumbrando a escuchar cosas? Ver cosas que pasaban en la comunidad. ¿Balaceras de pronto?​ 

Cuando estuve pequeño y actualmente, hay cosas que tal vez un joven de mi edad no tuvo que haber visto. No es lindo venir de la escuela, venir de camino y ver muchas patrullas, personas con armas, con drogas. Y uno va creciendo y dice: “No quiero esto”.

¿Qué es lo peor que le ha tocado ver creciendo en una comunidad como esta? ¿Qué es lo más desagradable que ha tenido que ver o conocer?​ 

Ir de camino a la escuela o a casa de un amigo y ver cómo agarran a tiros a una persona. Salir corriendo, asustado, sin saber qué hacer. Le sudan las manos, se le acelera el pulso. Es horrible. Son cosas que no salen de uno, no importa la comunidad o las personas. A veces pienso que hace falta más humanidad en las personas.

En su caso particular, ¿se han presentado oportunidades que pudieran hacer que se desviara de su camino? ¿Gente que ofrezca cosas?​ 

La verdad, sí. Conozco personas, tengo amigos. He perdido amigos por cosas así, por drogas o porque se vuelven personas adictas y deben dinero, entonces los matan. He perdido muchas personas y seres queridos así. Tal vez esa misma persona que me dijo que me metiera y que iba a salir adelante con eso, era algo totalmente ficticio. Cuesta mucho porque uno vive estas situaciones, con una situación económica difícil, papás ausentes... Yo solo tengo a mi mamá, que es mi abuelita, la que me crio. Somos ella y yo contra el mundo, ¿me entendés? Entonces es difícil, sí.

¿Y me imagino que hay cosas que son hasta tentadoras?​ 

Sí, claro. Porque se ve a otras personas con buena ropa, zapatos, gorras, y uno dice: “Yo quiero eso”. Pero lo que fácil viene, fácil se va. Son cosas temporales. Ellos tienen cosas en el momento, pero no van a estar para siempre.

¿En algún momento sintió que se estaban afectando sus estudios por la influencia del entorno?​ 

Sí, porque hubo un tiempo en que casi me desvío del rumbo. Pero siempre tuve el apoyo de don Marcos, (fundador de la ONG 'Nuevo Camino') y de la organización. Desde pequeño tuve principios, el ejemplo y el testimonio de él. Siempre tuve herramientas y personas. Fue tentador y difícil, pero tuve apoyo. Siempre estuvo esa persona constante, como una gota de agua.

¿Cómo cree que hubiese sido su vida si hubiera crecido en una comunidad más tranquila?​ 

Tal vez no hubiera pasado todo lo que pasé ni visto lo que vi. Si hubiera crecido en un barrio tranquilo, podría haber jugado sin miedo a que pasaran cosas o a no volver a la casa. Hubiera tenido una vida más tranquila, con menos preocupaciones.

Actualmente está en el colegio. ¿Cómo se proyecta a futuro? ¿Qué quiere hacer?​ 

Salir de acá, la verdad. Pienso que cuando las personas no tienen algo de pequeños, cuando crecen quieren ser mejores. Tal vez un niño que no tuvo papá y mamá quiere que su hijo tenga lo que él no tuvo: una familia no conflictiva en un lugar lindo. Tal vez no perfecta, porque no existen familias perfectas, pero sí existen personas que pueden hacer el cambio. Un pequeño acto hace un gran cambio en una vida.

¿Qué le gustaría estudiar? ¿Qué profesión le gustaría tener?​ 

Me gustaría ser arquitecto o ingeniero.

Veo que está muy enfocado y nada lo va a sacar del camino.

No, porque siento que con la ayuda de Dios uno va por el camino. Siempre hay piedras con las que uno se tropieza, pero Dios pone a las personas indicadas. Nada ha sido casualidad: conocer la organización, a don Marcos, a las personas que han llegado a mi vida. Todo pasa por algo, todo tiene un propósito.

¿Qué cree que podría hacer el Estado para ayudar a tantos niños y jóvenes que crecen en barrios con tanta violencia?

 Apoyar más a organizaciones. Don Marcos ha sido un súper apoyo para mí. Que los jóvenes tengan más posibilidades. Que puedan enfocarse en un deporte o en algo que les guste, como cocinar. Que les enseñen que pueden salir adelante y no acudir solo a eso. Tengo amistades a las que les gusta el fútbol, el básquet, la natación, pero no pueden porque viven en este lugar. Existen muchos prejuicios, muchas ideas de que no se puede. Pero todo puede cambiar.

¿Más programas para que los jóvenes tengan otra alternativa?​ 

Sí, claro.

Usted viene de una situación complicada con sus papás. Muchas personas tienden a repetir el mismo patrón. En su caso, ¿cómo ha sido eso? ¿Cómo logró romper con ese patrón?​ 

Mi mamá es una persona adicta, creció en la calle, tal vez por circunstancias de la vida nunca tuvo una persona que le dijera que no. Mi abuelita tal vez intentó, pero no fue suficiente. Mi papá es una persona que conocí una vez, hace como dos años. Es extranjero, no vive aquí y no es alguien de beneficio para mi vida. Entonces vi esas dos realidades y dije: “Ellos son así, pero yo puedo ser mejor. Puedo hacer la diferencia y romper ese patrón.” Ellos fueron adictos, vendedores, pero yo puedo ser diferente. Puedo empezar una generación distinta a la que venía antes.

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