Marianela Valverde sobre su maternidad: “Fue una lucha fuerte, pero todo valió la pena"
La expresentadora de televisión y su esposo se sometieron a varios procesos de fertilidad, entre ellos tres fecundaciones in vitro. Luego de tres años de luchar, Valverde quedó embarazada.
Durante años, la expresentadora de televisión Marianela Valverde y su esposo, Juan David Cardona, guardaron silencio sobre uno de los capítulos más complejos de su vida: su lucha contra la infertilidad.
Aunque desde muy joven Valverde soñaba con ser madre, el camino hacia la maternidad fue largo, doloroso y lleno de incertidumbre. Fueron necesarios varios procedimientos médicos, entre ellos múltiples fecundaciones in vitro, antes de poder abrazar por primera vez a su hija Macarena.
En esta entrevista con Teletica.com, Marianela, quien tiene 41 años, abrió su corazón y compartió cómo vivió ese proceso que la transformó física, emocional y espiritualmente. Habló sin filtros sobre el desgaste de los tratamientos, la presión social, el miedo constante y las pérdidas, pero también sobre la fe, la esperanza y la fortaleza que descubrió en medio del dolor.
Hoy, con su hija en brazos, dice sentirse otra mujer: más fuerte, más consciente y más agradecida.
A continuación la transcripción completa:
—Ser mamá siempre ha sido un sueño que tenía. ¿Qué se siente ser mamá ahora que finalmente lo logró?
—Ay, significa todo. Realmente no tengo palabras para expresarlo. Me han hecho esta pregunta varias veces y creo que es la primera vez que lo digo sin llorar. Porque es más fuerte las emociones y los sentimientos que tengo respecto a eso que lo que pienso. Entonces, racionalmente sé lo que significa, más no encuentro palabras.
No encuentro palabras para decirle lo que pienso, más te puedo decir que siento una gran alegría, una gran plenitud, que me siento sumamente agradecida con Dios y que estoy viviendo un sueño. Porque para serte honesta, al final pensé que no lo iba a lograr y ya había como renunciado al sueño. Entonces, por esa razón a veces digo, Dios mío, no me la creo.
Eso está pasando y la veo y la veo y la veo. Y es como para tratar de confirmar que eso está sucediendo. Como cuando a uno le pasan cosas muy grandes y no se lo cree y uno lo tiene que estar viendo o escuchando para así como asimilarlo. Así es como me encuentro.
—¿Qué sintió usted en el momento que vio esa prueba de embarazo que decía positivo?
—Ay, ya voy a llorar. Estamos empezando y ya voy a llorar. Es que fue tan impactante porque yo ya había pasado por tantas decepciones o tantas, tantas decepciones, no tantos negativos, en todo el sentido de la palabra, tantos no como respuesta, que de verdad yo preferí en el último intento, porque era el último, que ya no iba a tener expectativa de que iba a tener un positivo.
Entonces, cuando llega este positivo y lo logró ver, fue como que todo ese peso que tenía encima lo logré soltar, lo logré soltar de agradecimiento, de felicidad, de alegría. Y a la vez sentí tanto miedo y tanto susto porque es que solo las personas que han pasado por una o varias pérdidas y llegan a ese punto de un sí, uf, es como la gran alegría y a la vez superar los miedos anteriores y las pérdidas anteriores, de que no nos vuelva a pasar lo mismo.
Es esa mezcla de sentimientos tan grande que es inevitable como no llorar o no arrodillarse y agradecer, o sea, y pedir a la vez, ¿verdad? Pedir a la vez que esta vez sí funcione y que todo salga bien.
—¿Desde hace cuánto estaban pidiendo bebé?
— Tres años.
— ¿Qué fue lo que le impedía quedar en embarazo?
—Eran varias razones. No es como causa-efecto, es multicausalidad a un solo efecto. Que también se comete el error de pensar que es solamente una cosa o solamente una persona. No, eran varias cosas.
En los primeros intentos descubrimos una cosita, después en el segundo intento descubrimos otra, luego hubo un cambio de equipo médico y de clínica. Y este doctor encontró varios aspectos que si bien ninguno era para decir, por eso es que no pueden tener hijos, ayudaba a o participaba en el hecho de la infertilidad. Pero eran varias pequeñas cosas, por así decirlo.
Entonces, al irlas trabajando todas, se aumentaba la posibilidad de quedar en embarazo.
Lo triste de todo esto, de las personas que luchan contra la infertilidad, es que nadie te asegura nada. Nadie te asegura un embarazo.
Solamente son posibilidades. Te ayudan a tener una mejor posibilidad, más no te aseguran el embarazo a término.
—Ustedes se sometieron a varios procesos de fertilidad antes de tener a Maca. ¿Cuántos fueron?
—Eh, fecundación in vitro, tres. Pero tratamientos y procedimientos varios, ¿verdad? O sea, había entre ellos muchos exámenes que había que realizarse, tratamientos también para poder solventar algún problemita...
Tres extracciones. En la primera extracción hubo óvulos. Ahí fue, tuve una pérdida, un aborto espontáneo. En el segundo intento, se extraen óvulos nuevamente, se mandan a estudio y todos salen con anomalías, entonces no se pueden transferir. Y en el tercer intento, fueron cuatro.
En el tercer intento, ah, sí, sí, tres. En el tercer intento fue con cambio de médicos, se realizan todos los tratamientos para los problemas que se encontraron y de ahí sale Macarena.
—¿Qué fue lo más difícil de enfrentar en el proceso de infertilidad? ¿Y cómo cambió su percepción sobre su cuerpo durante esos años?
—Lo más difícil de enfrentar el miedo.
Es que, uy, solo, de verdad que sobre las personas que hemos pasado por esto sabemos que cuando uno empieza, uno va con mucha ilusión, realmente. Uno va con mucha ilusión de lograrlo y uno solo está pensando en positivo.
Pero cuando su castillo se derrumba y no una, sino dos, tres o hasta cuatro veces y más, y cuando usted quiere intentar una quinta, usted ya está, desgastada, usted ya no tiene fuerza, no tiene energía, no tiene nada y usted no quiere volver a tener miedo.
Ahí es donde uno es que decide no continuar. Para mí lo más difícil es, a pesar del miedo de tantos fracasos, tantas pérdidas y tanto dolor y tanto no, decirlo, sí voy a intentarlo una cuarta, una quinta vez, a pesar del miedo. O sea, a pesar de que ya sé lo que puede pasar, di, voy valiente otra vez. Eso es lo más difícil, levantarse del suelo y seguir.
—¿Cómo vivió la exposición siendo figura pública mientras atravesaba tratamientos, pérdidas o decisiones íntimas? ¿Qué la hizo decidir contarlo públicamente?
—Para mí fue pilar la terapia psicológica, honestamente. Yo creo que sin terapia psicológica yo no hubiera llegado ni a la esquina. O sea, de verdad que mi psicóloga fue mi pilar en todo esto, seguido por mi esposo, que también llevó el proceso terapéutico conmigo. O sea, ambos fueron pilar esencial para poder sobrellevar toda esta carga siendo figura pública.
Pero para ser honesta, yo bien pude haberme quedado callada, como ha hecho muchísimas mujeres y como se hizo antes de que yo hablara del tema. Porque antes de que hablara del tema era algo tabú, pues las mujeres no lo hablábamos porque era sinónimo de vergüenza o no se hablaba por miedo o porque se nos iba a juzgar o por lo que sea. No se hablaba del tema.
Yo al final dije, ¿pero por qué no se habla del tema? Porque yo no escuchaba a nadie hablar de esto.
Comencé a decirlo y a contarlo primeramente para desahogarme, para sentirme libre y no tener que poner cara sonriente a nadie. O sea, que si me veían llorar, si me veían amargada, si me veían destruida, que lo pudiera vivir y lo pudiera sentir y que no tuviera que ponerme máscaras.
Que la gente ahora está preguntando, ¿y los hijos para cuándo? Que ya entendieran cómo era la situación y que ya nos dejaran en paz con esa preguntadera. Inicialmente, fue como para liberarme y jamás me imaginé que la población que estaba pasando por lo mismo fuera tan grande, que realmente es una comunidad inmensa. Me sentí apoyada y empecé a tener una retribución de poder contar mi caso al sentirme apoyada por tantas parejas que pasaban por lo mismo.

— ¿Cómo cree que cambió la perspectiva que usted tiene de la vida después de todo este proceso que vivió para tener a Macarena acá?
— Bueno, fue bastante… Porque uno siempre escucha, ¿verdad?, el típico consejo de que uno tiene que luchar por los sueños, de que cuando uno lucha es cuando se logra. Pero uno lo escucha y ya, ¿verdad?
Y después de yo decidir que esto no era para mí, y que seguro Dios tenía otras cosas para mí, que por eso no se me daba… Después de rendirme y todo esto, y a pesar de todo, continuar y seguir intentando, y luego haber materializado el sueño en Macarena, es como: "pucha, cuando uno realmente quiere, se puede". Y si no se puede, se aprende. Y se aprende montones, y se construye un edificio con cimientos super fuertes de escombros.
—¿Qué la motivó a seguir luego de un año de haber dicho que no lo intentaría más?
—La psicóloga llegó en un momento y me dijo: “Si ya todo lo que usted tenía miedo que le pasara le ocurrió, porque literal me pasó todo, todo lo que me daba miedo me pasó, ¿qué tiene que perder? ¿Qué más le puede pasar de lo que ya no le haya pasado? Entonces, ¿por qué no intentarlo una vez más?”
Y no tuve palabras para decirle “no, ya no lo voy a intentar más”. Tiene razón, o sea, tiene razón, si antes lo hacía con miedo, ahora que no está el miedo porque ya lo superé, ¿por qué no lo intento otra vez?
Y por otro lado, mi esposo que me decía que él quería volverlo a intentar, que él sentía que no había dado su 100, tal vez había dado el 90, que él quería dar su 100 y que por eso quería que lo intentáramos una vez más, con otros métodos.
Y entonces dije, ok, está bien, vamos a cambiar por completo la estrategia, otro médico, otra clínica, otros tratamientos, vamos a hacer cambios desde el nivel celular, o sea, parece loco, pero eso hicimos, cambiamos toda la estrategia y si ya dando el 200 por 100 no lo logramos es porque ya podemos estar en paz y de haber dicho, se hizo absolutamente todo, no hay arrepentimiento, no existe campo para el “qué hubiera” porque lo intentamos todo.
Y si aún así no se dio es porque el de arriba dijo “no, lo de ustedes es otra cosa”, entonces lo soltamos y lo dejamos ir y hacemos las paces con eso.
–¿Siente que todo este proceso la redefinió como mujer o la hizo una mamá más fuerte para Macarena?
Soy una mujer diferente, de eso sí estoy segura. De que soy una mamá más fuerte… no lo sé, estoy empezando. Sí soy una mujer más fuerte, total. Inclusive, hasta me impresionó de lo que soy capaz de hacer y de lo que soy capaz de soportar, en cuanto a dolor se trata y también en cuanto a desánimo.
He pasado por cosas muy duras en mi vida, para ser honesta. Esta es una raya más para el tigre… una gran raya más para el tigre. Y cada una de estas rayas me hace la persona que soy.
Y eso también me hace sentir—suena extraño—pero afortunada, porque solamente cuando uno vive cosas así es que surge una persona diferente. Como una metamorfosis, por así decirlo.
—¿Qué significa Macarena para ustedes como matrimonio?
—Pues, para nosotros es ver con los ojos, sentir con las manos, oír, escuchar el resultado de lo que nos tenemos como pareja, que es el amor.
Es sinónimo de paciencia, sinónimo de esfuerzo, de fe, de resiliencia. Eso es lo que significa Macarena para nosotros, es nuestro todo y es como ver, porque no puedo decir el resultado, realmente el resultado es nuestra relación día a día, pero es poder ver con los sentidos o palpar con los sentidos algo que sentimos.

—¿Qué significa para usted la palabra “fuerza”?
—La fuerza no tiene que ver con lo físico, ni con la edad, ni con el tamaño, ni con el peso, ni con nada de eso, tiene que ver con las ganas que uno tenga para hacer las cosas, sea cual sea. La verdadera fuerza nace cuando ya lo perdiste todo y aún así descides volver a intentarlo.
En Macarena lo que vi fue ganas de vivir y a pesar de que fuera tan chiquitita y comparándola con otros bebés que nacían con 38 semanas, 39 semanas, incluso 40 semanas y que estaban en UCI también y tenían más complejidades que Macarena, yo decía, wow, es que definitivamente el peso, la edad, no tiene nada que ver con la fuerza, es las ganas de lo que sea, las ganas de hacer un viaje, las ganas de vivir, las ganas de cumplir un sueño, de ahí radica la verdadera fuerza, que tantas ganas tengas de hacer las cosas.
—Después de toda esa lucha por ser mamá, su útero expulsa a Macarena antes de tiempo, ¿qué sintió usted cuando le dieron la noticia que tendría una bebé prematura?
—En la semana 29, 30, tuve que ir al hospital y estuve internada tres días porque desde ahí empezaron las fuertes contracciones.
Realmente contracción estuve desde la semana 12, pero fue hasta la semana 29, 30 que tuve que estar internada porque ya eran muy, muy fuertes, muy constantes y muy largas.
Entonces, desde ahí empezó como la lucha por mantener a Macarena dentro del útero y que cada día que pasara sumaba más a un día más de ella en el útero formándose, desarrollándose y madurando.
Sí fue como bastante difícil ese periodo porque me mandaron en cama por completo y aunque las contracciones nunca me abandonaron, siempre eran fuertes, lo que pasa es que ya no eran tan prolongadas, eso fue lo que lograron controlar en el hospital.
Tenía que estar en total reposo, literal no podía ni levantarme para evitar que la contracción fuera seguida.
Entonces estuve en silla de ruedas, no podía hacer esfuerzo prácticamente ni estornudar, hasta, por ejemplo, tener ganas de orinarme aumentaban las contracciones, o sea, por cualquier cosa.
Fue una lucha bastante fuerte, pero todo valió la pena. En eso cayó mi cumpleaños, teníamos una celebración de cumpleaños, teníamos dos baby showers que estaban ahí pendientes y todo eso se tuvo que cancelar.
Al final, yo soy una persona que siempre me gusta muchísimo celebrar mis cumpleaños, pero dije, bueno, esto es una situación diferente y si es para algo más grande, ¿qué importa?
Lo celebro aquí en mi cama, llamé a una fotógrafa, me hizo sesión de fotos en la cama, vino una amiga y me decoró el lugar, me cantaron cumpleaños con un quequito y eso fue todo, eso fue la celebración, pero qué mayor regalo que con Macarena todavía dentro de mí.
–¿Qué valores y enseñanzas quiere darle a Macarena luego de todo este proceso? ¿Y han pensado cómo piensan contarle esta historia?
–Creo que la principal enseñanza que me deja a mí todo esto, y que quiero transmitirle, es respecto al miedo. Realmente dejamos de hacer muchas cosas por temor, y solamente cuando se han vivido cosas tan fuertes y se superan, uno va perdiendo el miedo a las cosas que tal vez ya no tienen tanta significancia o significado.
Entonces lo que le quiero transmitir es eso: que siempre siga adelante a pesar del miedo. Que no está mal tenerlo, que el miedo es súper importante para la supervivencia, pero que siga adelante. Que ese no sea el motivo por el cual haga marcha atrás a sus sueños, a sus proyectos. Eso, más que todo.
—¿Qué pasaba por su cabeza esos 18 días que estuvo internada?
—Estaba sumamente aterrada. Yo pensaba, no puede ser que hemos llegado hasta acá y ese miedo, el miedo nunca lo abandona a uno y todas las mamás me van a entender. Pero cuando el embarazo no ha sido nada normal, es peor la situación. Ya uno intensifica más los sustos. Yo estaba bastante aterrada, sin embargo, me ayudaba mucha las enfermedas, sus comentarios, la doctora, Juanda (su esposo). Eso me tranquilizaba montones. Yo solo decía, Dios está en su mano.

—¿Cómo está Macarena?
—Cumplió su primer mes de nacida, y cumplió 12 días de estar acá, 12 o 15 días por ahí.
Está súper bien, es que ya nunca ha estado mal, eso ha sido como lo mágico de todo esto, que ya nunca ha estado mal.
O sea, ella desde que nació siempre ha sido cosas positivas, todo el mundo maravillado, todo el mundo como diciendo, guau, qué impresión, ella tan chiquitita y que todo bien.
Entonces, está bien, pues con sus cositas de prematura, que es obvio, verdad, ella no es una persona ahí, verdad, extraordinaria en el sentido de que tiene poderes, tiene sus cositas como cualquier prematuro, pero ahí lo vamos superando de a poquitos, como digo yo, vamos pasito a pasito, pero avanzando, que es lo importante.
–¿Qué le diría usted a la Marianela que empezó todo este proceso, y tal vez a su esposo, si nos devolvemos tres años en el tiempo?
–Que sí puede. Que no escuche los comentarios de la gente. Que la gente está muy dolida y también tiene mucho dolor, que hay mucha frustración… y que eso no tiene nada que ver con tu historia de vida. Que no tienes tampoco que tomártelo personal. Que solamente escuches tu corazón y que sigás el sueño, que por más cansado que sea, y por más duro y doloroso, la recompensa es enorme.
–A nivel médico, ¿es posible que ustedes vuelvan a someterse a este procedimiento, a todos estos tratamientos que tuvieron para tener a Macarena, si en algún punto quisieran tener otro bebé?
–No, no volvería a pasar por esto ya. O sea, yo inicialmente, cuando era jovencita, quería dos hijos. La verdad, lo ideal: la parejita. Y se me concedió, en el sentido de que en algún momento tuve dos bebés en mi vientre: un niño y una niña. Pero fue más fuerte la niña, y es la que está ahorita.
Yo estoy más que feliz y satisfecha con ella. No quiero seguir intentándolo, por un tema de agotamiento, de desgaste, porque fueron tres años de muchos medicamentos, muchas inyecciones… Yo necesito depurar mi cuerpo de todo eso. Ya no me siento—más que por un número de edad—no me siento con la fuerza con la que inicié, físicamente hablando.
Entonces no. Si Dios lo manda, pues bienvenido, yo acepto la voluntad de Él. Pero por mi cuenta, se cerró el chinamo.
—¿Qué le diría a la mujer que está intentando ser mamá y siente que ya no puede más o a una pareja que quiere tener hijos y no puede?
—Que lo sigan intentando, que lo sigan intentando hasta que ya ellos mismos sientan que lo dieron todo, que lo dieron todo, no que no puedan más, porque al final uno siempre puede, uno siempre saca fuerzas, yo no sé de dónde, puede ser como de Dios que se lo da, o no sé, pero que lo sigan intentando y que cuando sientan que ya lo dieron todo y que ya, ya no van a seguir luchando, ok, eso también se les respeta y también es válido.
Pero que no sea porque escucharon la opinión de alguien o porque fulanita y menganito o alguien en la familia les dijo que no, o no sé, que sea por agentes externos.
Porque solamente cuando uno da el 100% y a pesar de eso no logran el sueño y deciden ya no seguir, cuando ya se dio todo, no hay arrepentimiento, no hay “qué hubiera pasado si...”, no existe ese espacio, entonces pueden vivir en paz el resto de su vida de que lo intentaron.
Y que no se pudo por X o Y cosa, pero que por lo menos se intentó y se dio todo y no hay arrepentimientos.
–¿Qué significa el nombre Macarena?
–Significa llena de alegría, dichosa y esperanza. Esa fue una de las principales razones por las cuales elegí el nombre, porque siento que se ajustó perfecto y resume perfectamente lo que quiero para ella, y lo que significa también una niña después de tanto proceso y después de tanta lucha.
—¿Cómo definiría todo este proceso en una frase?
—Resiliencia, es que no hay otra. Bueno, y amor. Amor porque esa es la razón por la cual uno continúa en esto. Intentando porque hay un amor tan grande que dar que uno dice “se lo tengo que depositar a alguien, se lo tengo que entregar a alguien” y ese alguien es esa personita, sin duda alguna, esas son las dos frases.
Repase aquí la entrevista completa:
Macarena Cardona Valverde nació a las 32 semanas, el 14 de junio de 2025. Estaba previsto que nacería el 7 de julio, a las 36 semanas, pero según su mamá "Dios tenía algo diferente".
Su nombre, además de significar alegría, dichosa y esperanza, también evoca a la Virgen de la Macarena, de Sevilla, España. El nombre de la niña fue sugerido a sus padres por una prima del papá.
Valverde, Cardona y "Maca" están en cuarentena por la salud de la prematura, pero quieren en un futuro ir a la Basílica de los Ángeles, a la Virgen de la Macarena y al Vaticano, ya que gracias a Dios y a su fe es que hoy tienen a su pequeña en brazos.
La historia de Marianela no solo es testimonio de perseverancia, sino también un mensaje de esperanza para todas aquellas personas que están atravesando el difícil camino de la infertilidad.