Semana sin insultos: Javier Milei cambió su estilo en la antesala de elecciones en Argentina
El presidente argentino se comprometió el lunes 4 de agosto a cambiar sus formas para ver si la oposición política está "en condiciones de poder discutir ideas".
"Voy a dejar de usar insultos, a ver si están en condiciones de poder discutir ideas".
Esa fue la promesa que hizo el Presidente de Argentina, Javier Milei, el pasado lunes 4 de agosto.
"La dictadura de las formas…Vamos a enfrentarlos respetándoles sus formas…Vamos a usar las formas que a ustedes les gustan, ¿saben para qué? Para que quede en evidencia que son una cáscara vacía", agregó.
El mandatario aludía a una práctica que es y ha sido una constante en su narrativa política incluso antes de asumir la Presidencia: la permanente utilización de descalificativos en sus intervenciones.
"Burro eunuco", "econochantas", "conjunto de mandriles", "ratas inmundas", "parásitos mentales", "ensobrados" son algunos de los insultos favoritos del líder libertario.
Su compromiso público de abandonar esas formas se produjo dos días después de que el diario La Nación publicara un informe en que se revelaba que en sus primeros 12 meses en la Casa Rosada lanzó 4.149 descalificaciones contra quienes identificó como adversarios.
"Venimos midiendo los insultos políticos de Milei porque es algo muy llamativo en la política argentina y a nivel mundial, tanto por su contenido, su cantidad y su virulencia. Si bien es algo que en las derechas extremas se ve, me parece que no hay algo a este nivel", dice en conversación con BBC Mundo Paz Rodríguez, una de las autoras del reporte.
Este año, según la nota de La Nación, Milei aumentó su retórica hostil pasando de 0,70 insultos con contenido sexual por hora a 1,62 en los últimos 100 días.
La decisión del presidente de dejar los insultos de lado se dio también en la semana que se cerraban las alianzas para las elecciones legislativas de medio término del próximo 26 de octubre, en las que Argentina renovará a poco menos de la mitad de su Congreso Nacional. Y a solo un mes de que provincias como la de Buenos Aires elijan a sus representantes locales.
Insultos a medida
La narrativa belicista de Milei no es algo nuevo para los argentinos. Fue, de hecho, parte del estilo con el que logró llegar a la Presidencia en 2023.
Con una crítica sin adornos y -con groserías de por medio- su desafío ante lo que denominó la "casta" (el establishment político) fue uno de los emblemas de su campaña y su posterior triunfo electoral.
Su liderazgo irreverente, sin pelos en la lengua, es algo que Milei ha afianzado en el poder; una característica que en el mundo de los populismos se entiende como virtud.
Milei ha utilizado desde siempre sus redes sociales para emitir este tipo de comentarios virulentos. Lo hace, en general, reposteando a sus seguidores políticos, comunidad que tiene una fuerte presencia en espacios como X, YouTube, e Instagram.
"La cultura política argentina es tremendamente antagonista, desde siempre, pero desde 1983, uno de los legados de la transición democrática fue justamente que en política había ciertas cosas que no se podían decir. Y Milei rompió con muchos de esos marcos", sostiene la politóloga argentina María Esperanza Casullo.
"El uso del insulto personalizado y sus metáforas sexuales violentas no eran parte del lenguaje político establecido", añade.
Una de las metáforas sexuales violentas más repetidas a las que alude la politóloga es la de "mandriles" -en referencia a los simios de trasero colorado- como una forma de despreciar a sus enemigos, utilizando la idea del sexo anal como una analogía de sometimiento político.
El mandatario también ha hecho una práctica común el atacar a medios de comunicación y periodistas que cubren su gobierno, llamando a algunos de ellos "ensobrados", en alusión a que recibirían sobres con dinero para promover informaciones con intereses particulares.
Mismo tono ha utilizado para referirse a los economistas críticos, a quienes ha denominado "econochantas" (chanta en la jerga argentina alude a una persona que engaña o estafa).
"Hay un mecanismo: el gobierno o estos sectores de la extrema derecha identifican entre comillas al enemigo. A ver a quién apuntan. En base a las características de esa persona o de ese sector, buscan un un vector a través del cual atacar", dice a BBC News Mundo el legislador opositor Esteban Paulón y añade:
"En la operación de Milei esto es: si eres gay eres pedófilo y lo vincula con el VIH, si eres periodista eres ensobrado, si eres de izquierda eres empobrecedor, si eres funcionario público eres ñoqui, es decir, personas que no trabajan".
El parlamentario y activista por los derechos de las personas LGBTIQ+ -quien denunció a Milei por "incitación al odio y a la violencia colectiva"- recalca que el objetivo de estos ataques "está orientado a disciplinar, a generar miedo y silenciar" a sectores sociales o políticos que el gobierno considera opositores a sus ideas.

"La verdad es que somos bastante tranquilos para todo lo que nos hacen", responde el cineasta libertario Santiago Oría, quien participó en la campaña presidencial de Milei y hoy se desempeña como director de Realización Audiovisual de la Presidencia.
"Nosotros estamos reaccionando frente a la agresión de ellos. Si ellos no agredieran nosotros tampoco reaccionaríamos de esa manera", dice a BBC Mundo en alusión a las críticas que recibe el presidente.
Con respecto a la decisión de Milei de dejar de lado las descalificaciones, Oría cree que "se va a demostrar que no solamente los opositores al gobierno de Milei están equivocados en el fondo de las ideas, sino que además va a quedar a la luz y a la vista que lo único que tenían parar discutir era el tema de las formas".
La motivación detrás del anuncio
La promesa de Milei de dejar de lado esa retórica violenta se produce en momentos donde varios sondeos de opinión han dado cuenta de un agotamiento de parte de la población ante el uso de ese lenguaje hostil.
Según el Monitor Nacional de julio de 2025 de la consultora Analogías, el 73% de los argentinos rechaza el estilo de Milei, mientras que dos de cada tres personas lo considera violento.
"Lo que en algún momento le rindió ya no le rinde", dice Paulón.
"Mucha gente lo votó a Milei porque estaba enojada y el que mejor interpretó ese enojo fue él. La sociedad necesitaba a alguien que gritara en su nombre; contra la casta, los recortes, la crisis económica, la inflación. Pero ya estabilizada la economía y en marcha el gobierno, empieza la sociedad a decir: ahora no hace falta que alguien grite por mí, hace falta alguien que administre y gobierne para el bienestar general", añade el legislador.
Casullo coincide: "Sin duda hay un componente electoral, son amplias las cifras de personas que dicen que esto no le gusta".
"En un momento gustó, porque este tipo de lenguaje tiene su efecto. Me habla alguien que no suena como un político, alguien que suena auténtico. Pero ahora cuando eres el presidente, cuando tienes otras responsabilidades y otro poder..."
"Creo que alguien le dijo mira 'estoy viendo las encuestas y la verdad es que la mayoría de las personas preferiría que hables de otra manera'", concluye la académica.

Para la periodista Paz Rodríguez, la motivación de Milei se explica porque "este es un año electoral y él necesita mejorar su situación en el Congreso".
"Las pruebas las tuvimos la semana pasada donde le fue muy mal en varias votaciones, perdió votaciones muy importantes, porque al no tener una estructura partidaria grande, para tener gobernabilidad y garantizarse la gobernabilidad él necesita más legisladores".
Pero el cineasta libertario Santiago Oría desconfía de las encuestas que han mostrado un aumento en el rechazo a la retórica hostil de Milei y no cree que la decisión del presidente tenga que ver con un tema electoral o estratégico:
"El presidente nunca ha sido un esclavo de las encuestas o esclavo de la opinión pública momentánea. Él es una persona que tiene un ideal, que tiene una misión, tiene una manera de ser y él no la cambia digamos por las encuestas", afirma.
El entorno digital del presidente
Más allá de si Milei podrá cumplir su compromiso de no utilizar más insultos, queda por verse también qué ocurrirá con otras personas ligadas al movimiento libertario que utilizan sus redes sociales y programas de streaming para defender la gestión presidencial y atacar a sus adversarios políticos.
El caso del diputado Paulón -abiertamente gay- fue paradigmático: a inicios de julio recibió acusaciones de pedofilia por su orientacion sexual de parte del influencer Pablo Pazos en su cuenta de X (ex Twitter), tras cuestionar una decisión del gobierno.
"Pedófilo, operador, comunista y cara de pelotudo. SIDA PARA VOS", escribió Pazos.
Ese mensaje se profundizó en el programa de streaming La Misa, conducido por el influencer libertario conocido como Gordo Dan, cuyo nombre real es Daniel Parisini.
Esto generó un fuerte malestar en diversos sectores del arco político argentino, desde donde salieron a defender al legislador.

El mismo Oría, quien en varias oportunidades ha sido retuiteado por Milei (una práctica que -según medios locales- funciona como una especie de premio en el mundo libertario) ha utilizado sus redes para cuestionar a los opositores, incluso con insultos propios del mandatario.
El 30 de junio pasado, Oría apuntó contra la periodista María O' Donnell -quien ha sido crítica de la retórica violenta de Milei- a quien trató de "mandrila".
"María O'Donnell nos viene comparando con el nazismo hace más de cuatro años ya. Yo la verdad es que no sé qué es más insultante o más agraviante o más injusto", dice el realizador audiovisual.
El presidente ha denunciado penalmente a tres periodistas por los delitos de calumnias e injurias por tratarlo de nazi, pero María O'Donnell no es una de ellos. Los acusados han sido Carlos Pagni, Ari Lijalad y Viviana Canosa. Al menos en los dos primeros casos las denuncias han sido desestimadas.
¿Del insulto a la agresión?
Casullo asegura que el discurso político virulento le permite luego a Milei justificar decisiones que afectan directamente a las personas, como los recortes que ha impulsado respecto de programas para personas con discapacidad o al financiamiento para la investigación en ciencia.
Pero, ¿tienen estos discursos consecuencias directas en las calles?
"Una de las preguntas que nos hacemos es esa. Después de la violencia en el discurso, ¿viene la violencia en los actos? Y es difícil responderla", dice la periodista Rodríguez y añade:
"Esto siempre prende una alarma, porque el discurso avala o incentiva a algunos fanáticos. Pero a hoy los analistas y especialistas con los que hablamos ninguno está diciendo que esto ya se trasladó a los actos".

Sin embargo, para el diputado Esteban Paulón, esa retórica violenta ha trascendido los discursos y las redes sociales.
Por eso -además de denunciar al presidente tras su discurso en Davos, donde Milei vinculó la "ideología de género" y la agenda LGBTIQ+ a conductas de abuso sexual infantil y pedofilia- el legislador también ha denunciado al influencer libertario Pablo Pazos.
El diputado está convencido de que los ataques en su contra no fueron personales sino que ejemplificadores y extendidos a todos los homosexuales del país.
"Eso me parece que tiene una afectación colectiva y eso es lo que me motivó a denunciar", dice y agrega:
"Ha habido una serie de ataques y crímenes de odio en el último tiempo. Es como que se va armando un clima que obviamente tarde o temprano termina repercutiendo en violencia concreta. Y eso es grave".
Un informe del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBTIQ+, reveló un incremento de un 70% respecto del año anterior en los crímenes contra lesbianas, gays, bisexuales y personas trans en Argentina.
Ingenio y normalización
Entre politólogos, académicos e incluso adversarios políticos, a Milei se le reconoce el ingenio con el que ha trazado la retórica que ahora promete abandonar.
Si bien sus insultos son cuestionados moralmente, se le reconoce cierta creatividad y, sobre todo, un método que -agotado o no- tuvo sus réditos.
En sectores de la oposición hay varios que se han visto tentados a jugar en su mismo registro. Y aunque no llegan al nivel de insultos, pareciera ser que la virulencia en el debate político argentina se naturaliza.
"Hay algunas figuras en la oposición que dicen 'bueno, nosotros tenemos que empezar a hablar de esta manera. Si este es el juego, juguemos'. Algunas figuras en la Cámara de Diputados. Pero yo no sé hasta qué punto eso será exitoso", dice Casullo.
Mientras que Paulón reconoce que "como todo en política, lo que se percibe que funciona alguno quiere copiarlo. Entonces, nosotros tenemos acá algunos que quieren hacer mileismo, cultura Milei, en la izquierda, en el peronismo, en el kirchnerismo, en la derecha... Y a mí me parece que eso es un error".
Pero Rodríguez agrega un elemento relevante para entender el giro de Milei: "Lo que dicen en su entorno, y lo han escrito nuestros periodistas que están asignados a la Casa Rosada, es 'no crean que Milei va a cambiar, nosotros no queremos que cambie, porque parte importante de la lógica de su personaje es que es así'".
"Nadie quiere podar a Milei y convertirlo en algo que no es. Milei es esto; es bronca, rabia, es todo esto volcánico, dice lo que sea. Y eso es lo que lo llevó al poder. Él no va a hacer un cambio de fondo, pero sí está dispuesto, dicen, a moderar las formas".