Integrar a un perro adulto al hogar: guía práctica para tutores responsables
Desde el manejo de traumas hasta la correcta presentación con otros animales, un etólogo explica cómo acompañar de forma respetuosa y segura a un perro que viene de la calle o ha sido rescatado.
Adoptar un perro adulto es un acto de amor y responsabilidad. Pero también es un proceso que requiere tiempo, paciencia y, sobre todo, comprensión. A diferencia de un cachorro, un perro que ya ha vivido en la calle o ha pasado por situaciones de abandono trae consigo experiencias que pueden influir en su conducta.
¿Cómo acompañarlo en su adaptación? ¿Qué errores evitar? ¿Y cómo enseñarle hábitos nuevos como orinar fuera de la casa? El educador canino David Peiró comparte las claves para una convivencia armoniosa desde el primer día.
“El principal reto para un perro adulto adoptado no es olvidar su pasado, sino adaptarse a su presente”, asegura Peiró.
Esto incluye aprender a convivir con nuevos humanos, con otros perros si los hay, adaptarse a horarios, espacios cerrados, nuevos olores, sonidos, comida distinta y la pérdida de libertad que pudo tener en la calle.
Pero eso no significa que el animal sufra necesariamente por estar ahora en casa. Todo lo contrario.
“El perro se apega más a la manada que al territorio. Si se siente parte de un grupo, si tiene seguridad, afecto y rutina, va a dejar de buscar la calle”, explica.
Aun así, el experto insiste en que muchas personas cometen errores al asumir que un perro adulto necesita ‘dar su vuelta’ como antes.
“Dejarlo salir solo, sin supervisión, es irresponsable y peligroso. Puede ser atropellado, envenenado o simplemente no regresar”, advierte.
Rutina, lenguaje canino y cero castigos
La clave para facilitar la transición es crear una rutina predecible que el perro pueda entender: paseos a las mismas horas, alimentación constante, espacios definidos para descansar y límites claros.
“La rutina reduce el estrés. Mientras más predecible sea el entorno, más tranquilo estará el perro”, señala.
Peiró también insiste en que nunca se deben usar castigos físicos o gritos. Si el perro hace algo ‘mal’, lo más probable es que no entienda por qué se le está regañando.
“Hay que dejar de humanizarlos. El perro no actúa por venganza, no entiende el concepto de ‘desobediencia’ como lo entendemos nosotros. Él responde a estímulos, hábitos y asociaciones”, dice.
¿Cómo enseñarle a hacer sus necesidades fuera de casa?
Uno de los desafíos más comunes para quienes adoptan perros adultos es lograr que aprendan a orinar y defecar en el lugar correcto. Para Peiró, este proceso depende de tres factores: rutina, observación y refuerzo positivo.
Después de cada comida, hay que llevar al perro afuera.
“A los cinco minutos, su digestión se activa. Hay que aprovechar ese momento”, recomienda.
Si orina o defeca fuera, felicítele en ese instante: una caricia, un “¡muy bien!” o una recompensa.
“La memoria asociativa del perro es de medio segundo. Si pasa más tiempo, ya no sabrá por qué lo están premiando”, explica.
Si el perro lo hace dentro de casa y usted lo sorprende en el acto, puede interrumpirlo con un sonido suave (como un "eh") y llevarlo afuera. Pero si lo descubre después, no lo regañe. No entenderá qué hizo mal y solo generará ansiedad.
Lo ideal es sacarlo cinco veces al día: al despertar, después de comer, después de jugar, por la tarde y antes de dormir.
Paciencia, empatía y compromiso
Un perro adulto puede traer consigo hábitos difíciles, miedos o inseguridades. Pero también tiene una gran capacidad de aprendizaje.
“Sí se puede modificar su conducta, con acompañamiento respetuoso y tiempo”, afirma Peiró.
La clave es recordar que no se trata solo de ‘adiestrar’, sino de crear una relación de confianza. Como cualquier vínculo, se construye con tiempo, coherencia y cariño. Al final, lo que un perro necesita no es lujo ni sofisticación: necesita una manada, un sentido de pertenencia y humanos que lo entiendan.
“Adoptar es un acto de esperanza —dice Peiró—, pero también de humildad. Usted no está rescatando a un animal, está iniciando una relación. Y como toda relación, se construye entre los dos", concluye.