Por Stefanía Colombari 6 de octubre de 2025, 9:30 AM

La Encuesta Continua de Empleo correspondiente al trimestre móvil de junio, julio y agosto de 2025 reveló una disminución significativa en la población económicamente activa del país. 

En comparación con el mismo periodo del año anterior, la fuerza de trabajo se redujo en 105 mil personas, de las cuales 69 mil corresponden a mujeres.

En total, el país cuenta con 2,30 millones de personas dentro de la fuerza laboral: 1,41 millones de hombres y 892 mil mujeres.

La caída en estas cifras, especialmente en el caso de la participación femenina, genera preocupación sobre los efectos en la economía nacional, ya que se traduce en menos manos disponibles para producir y, por ende, menos ingresos para los hogares.

El economista Leiner Vargas considera que la tendencia impactará directamente en el consumo interno. 

Explicó que al haber menos personas empleadas, cada trabajador debe sostener a más dependientes, lo que limita la capacidad de gasto de las familias.

“El ingreso que tiene la persona empleada se tiene que usar en más personas, lo que conlleva una menor capacidad de consumo en la sociedad y repercute en distintos sectores", explicó Vargas.

Añadió que la reducción en los ingresos disponibles golpeará al sistema financiero, al comercio y a la construcción de viviendas, pues estos dependen de que exista una base amplia de personas con empleo formal.

“Al haber menos personas trabajando, hay menos personas recibiendo ingresos, y eso tiene consecuencias en el consumo y en todos los aspectos de la economía que podría convertirse en una especie de bola de nieve, desde el punto de vista de una pérdida neta de actividad económica”, indicó el economista. 

En la misma línea, el también economista Luis Vargas subrayó que la caída en la fuerza laboral representa una amenaza directa para la productividad del país. 

"El país pierde capacidad productiva, pues el capital humano es clave para dinamizar la economía y los ingresos de los hogares también podrían reducirse, generando perdidas de bienestar", agregó Vargas.

El panorama, advierten, no solo afecta el presente, sino que puede marcar el rumbo de la economía costarricense en los próximos años si no se generan políticas para revertir la tendencia.

Exclusión de jóvenes, mujeres y el envejecimiento de la población explican la caída 

El economista Leiner Vargas explicó que detrás de la disminución en la fuerza laboral existen al menos tres factores clave. 

En primer lugar, Vargas explicó que la caída afecta tanto a hombres como a mujeres, aunque destaca particularmente la menor participación femenina en el mercado laboral.

El segundo factor es la exclusión de jóvenes del mercado laboral. Un número importante de personas jóvenes ni estudia ni trabaja, por lo que no se incluyen en las estadísticas de empleo ni desempleo. 

Además, muchas mujeres dejaron de trabajar temporalmente o no buscan empleo activamente, dedicándose a otras actividades vinculadas al cuidado del hogar o de la familia, lo que refleja una participación parcial en el mercado laboral, ahondó el experto.

El tercer factor, según Vargas, es el envejecimiento de la población, un elemento estructural que reduce la oferta de trabajadores disponibles. 

Algunas personas se pensionan antes de cumplir los 65 años o deciden dejar de trabajar, disminuyendo así la cantidad total de personas que pueden participar en el mercado laboral.

Vargas señaló que estos factores pueden variar entre áreas urbanas y rurales, pero su efecto general es claro: la exclusión de jóvenes, la menor participación femenina y el envejecimiento poblacional contribuyen significativamente a la caída de la fuerza laboral.

 Además, advirtió que esta dinámica podría estar vinculada a otros fenómenos sociales, como el aumento de la criminalidad y otras problemáticas relacionadas con la falta de empleo.

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