Por Mariana Valladares |13 de abril de 2025, 8:00 AM

Ubicado en la intersección entre el Caribe y el Pacífico, Monteverde se ha convertido en uno de los destinos más privilegiados de Costa Rica para la observación de aves. Su riqueza ecológica, su posición geográfica única y la infraestructura turística amigable con el ambiente, hacen de este lugar un verdadero santuario para los “pajareros”, tanto nacionales como extranjeros.

“Monteverde tiene algo muy particular: está justo donde se encuentran dos macroclimas, el Caribe y el Pacífico. Entonces, podemos encontrar especies de ambas zonas en un mismo lugar. Para alguien pajarero, eso es una joya”, asegura David Espinoza Gamboa, guía naturalista. 

Costa Rica alberga 949 especies de aves, lo que representa cerca del 10% de la avifauna mundial. Con esta cifra, el país se posiciona como una potencia en biodiversidad, solo superado en Latinoamérica por Colombia (más de 1.400 especies).

Monteverde ofrece más de 400 especies de aves, muchas de ellas fácilmente observables gracias a las características del bosque nuboso y la abundancia de fuentes de alimento, como los aguacatillos silvestres. 

“El quetzal, por ejemplo, es más fácil de ver aquí que en Guatemala. Hay casi 100 especies de aguacatillos, que son su comida principal”, explica.

Entre las especies más buscadas están el quetzal, el pájaro campana, el zopilote rey, y varias especies de colibríes. Solo en Costa Rica hay 52 tipos de colibríes, aves únicas del continente americano que pueden mover sus alas entre 60 y 80 veces por segundo en forma de figura ocho, lo que les permite volar en cualquier dirección, incluso hacia atrás.

“Monteverde es especial para colibríes. Uno llega ahí y es como darse un gusto. Hay especies como el garganta de fuego, el colibrí de Talamanca o el scintillant hummingbird, que es diminuto pero rapidísimo. Una chispa en el aire”, comenta el especialista.

Monteverde: Un paraíso para pajarear

El mejor momento: al amanecer

Según Will Nuñez, quien también es pajarero, madrugar es parte esencial de la experiencia. 

“A las 5 de la mañana todos los pájaros están activos, cantan para marcar territorio o buscar pareja. Ya a las 5:30 algunas especies están bajando el ritmo. Si uno quiere ver actividad, hay que estar listo temprano”, recomienda Nuñez.

La Reserva Curi-Cancha, cuyo nombre significa “cuna de oro”, es uno de los sitios más destacados en Monteverde. Cuenta con ocho kilómetros de senderos y es pionera en accesibilidad: tiene trillos habilitados para carritos eléctricos, gracias a la Ley 7.600. Además, cuenta con guías locales como Will Núñez, que creció entre los árboles del bosque nuboso y ahora comparte su conocimiento con visitantes de todo el mundo.

“Para ver aves hay tres claves: el canto, las fuentes de alimento… y la suerte”, dice Will entre risas.

La observación de aves en Monteverde atrae a turistas de todo el planeta. Se estima que el 50% de los visitantes pajareros provienen de Europa —principalmente de Francia, Inglaterra, Alemania y Países Bajos— y el otro 50% de América del Norte, especialmente de Estados Unidos y Canadá. En los últimos años, también ha crecido el interés desde Asia, particularmente China.

A lo largo del año, muchas de estas personas se suman a giras especializadas para intentar registrar la mayor cantidad de especies posibles. 

“Depende mucho del lugar. En Monteverde, en un buen día se pueden ver entre 50 y 60 especies. Si el día está espectacular, hasta 70 o más”, explica David. “Hay lugares donde ver 30 especies ya es un éxito, como San José centro. Todo depende de la altitud, del clima, del ecosistema”, detalló.

¿Cómo empezar a pajarear? 

David Espinoza comenzó a pajarear en 2020 y recomienda dos herramientas fundamentales para quienes quieran iniciar: eBird y Merlin ID, ambas desarrolladas por la Universidad de Cornell. Estas apps permiten identificar aves según la ubicación, registrar listas y conocer cuáles especies es probable encontrar en cada sitio. También muestran “hotspots”, o zonas destacadas por su diversidad.

“Así comencé yo. Con el celular, saliendo a caminar por San José, escuchando, observando. Pajarear es algo que te conecta con la naturaleza, con el entorno… y también con vos mismo”, concluye.

Monteverde: Un paraíso para pajarear

Monteverde, que alguna vez fue conocido por el extinto sapo dorado, hoy brilla por el colorido de sus aves. Y en cada amanecer, entre los cantos que atraviesan la niebla, se confirma que sigue siendo una cuna de oro para la vida silvestre.

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