¿Por qué los colegios son constante escenario de riñas entre estudiantes?
“Tenemos padres que están de nombre y de título, pero no generando la presencia adecuada”, alerta presidencia del PANI ante casos de violencia en colegios.
En medio de una creciente ola de violencia escolar que preocupa a autoridades, docentes y familias, la presidencia del Patronato Nacional de la Infancia (PANI) alzó la voz con un llamado urgente a atender las causas profundas que convierten a los centros educativos en escenarios de constantes pleitos y riñas entre estudiantes.
Kennly Garza, presidenta del PANI, conversó con Teletica.com y afirmó que si bien esta institución tiene un mandato constitucional en materia de niñez y adolescencia, “el PANI está creado por mandato constitucional, también la misma constitución habla de que al PANI no se le puede endosar absolutamente todo en materia pública de niñez y adolescencia, porque aquí están compelidas otras instituciones del Estado y también otros sectores, como la sociedad civil, el sector privado y la institución más importante, la familia”.
Durante la entrevista, Garza subrayó que la labor del Ministerio de Educación Pública (MEP) es un pilar clave en el abordaje de estas situaciones, en coordinación con el PANI y otras entidades.
“Ambas instituciones tenemos muchos protocolos. Por ejemplo, ante una situación de bullying intervenimos coordinadamente, así como en los eventos de violencia entre jóvenes. Siempre se trata de actuaciones mancomunadas donde muchas veces también nos hacemos acompañar de Fuerza Pública.
“Tenemos padres que están delegando en la tablet, en la computadora o en el teléfono celular la crianza de sus propios hijos y padres que están de nombre y de título, pero no generando la presencia adecuada y muchas veces depositan esto en los centros infantiles de cuido o incluso en el Ministerio de Educación Pública, incluso en el Patronato Nacional de la Infancia”, explicó Garza.
La jerarca aseguró que la situación se ha agudizado especialmente en la adolescencia, donde han detectado una transmisión intergeneracional de la violencia y patrones inadecuados de crianza. A esto se suman problemáticas como el consumo de sustancias, la violencia intrafamiliar y el uso del castigo físico, que aún persisten en muchos hogares costarricenses.
Además, señaló que el Estado debe cumplir su rol garantista, pero que la primera línea de prevención está en el hogar.
“La prevención y la protección deben garantizarse en primer lugar en manos de aquellos que están para amar, para abrazar y para cuidar. La adolescencia actual se presenta con características distintas, marcadas por una exposición temprana a contenidos digitales y una maduración acelerada.
“Tenemos una voz de auxilio de la familia que requiere más acompañamiento porque no logra decodificar las nuevas niñeces y adolescencias, más en tiempos en que la adolescencia parece ser que se nos está adelantando. Algunos estudios hablan de los 10 años y además estudios que nos dicen que puede llegar hasta los 24 años”, dijo Garza.
Para enfrentar este fenómeno, el PANI sostiene reuniones constantes con instituciones como el MEP, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Ministerio de Salud y hasta representantes de la Iglesia. El objetivo es establecer rutas de prevención más efectivas y brindar mayor acompañamiento a las familias.
Finalmente, Garza concluyó que cuando el hogar deja de ser un espacio seguro, se rompe el núcleo de protección social.
“Si ese anillo de protección se rompe y el hogar deja de ser un espacio de seguridad y de protección, sino un lugar de sombras donde ocurren discrecionalmente desde abusos sexuales hasta corrupción de menores, estamos hablando de que la institución fundamental y la célula de la sociedad está enfrentando una crisis importante que requiere ahora sí de que todas las instituciones del Estado, y el PANI va primero, ponga sus ojos”, agregó Garza.
¿Qué dice el MEP sobre la violencia en centros educativos?
El ministro de Educación, Leonardo Sánchez, alertó sobre la creciente crisis del consumo de drogas y su relación directa con la violencia en centros educativos.
Sánchez, considera que este problema va mucho más allá del aula.
“Hay una correlación enorme entre el consumo de drogas, el tráfico de drogas, la violencia, el bullying y las riñas. Al final es una cadena de eventos. Consumir fentanilo o cualquier tipo de drogas es abrir una puerta para destruir los sueños de los estudiantes.
"Estas sustancias comprometen la salud mental y física de los jóvenes, así como su rendimiento académico. Hoy más que nunca, este tipo de drogas dañan severamente el cerebro, los procesos de aprendizaje, la memoria, las habilidades blandas y las cognitivas”, expresó Sánchez.
Según datos del Ministerio de Educación Pública (MEP), alrededor del 70% de los casos de violencia y consumo de drogas se concentra en unos 33 distritos del país, especialmente aquellos con altos índices de pobreza, informalidad y densidad poblacional.
Entre las zonas más afectadas están Los Guidos, León XIII, Los Cuadros y El Infiernillo en el Gran Área Metropolitana (GAM), así como Cieneguita en Limón, Guápiles, Santa Cruz, Puntarenas centro, Jacó y Garabito.
“Tenemos muchos problemas, por ejemplo, en las costas, zonas claves que coinciden mucho con la periferia de algunas ciudades intermedias donde hemos puesto el foco.
"Los colegios grandes son especialmente vulnerables por su alta concentración de estudiantes, lo cual representa una oportunidad para las redes de narcotráfico", señaló Sánchez.
Para el jerarca, uno de los ejes clave de esta estrategia es la participación activa de las familias en la formación de sus hijos.
“La educación no es solo del MEP. En los hogares empieza la educación, no pueden delegar en el sistema educativo el cuido de los hijos. Necesitamos que las familias se involucren, que las juntas de educación estén conscientes de esto. Por eso estamos haciendo un llamado a muchos actores como Salud, Seguridad y IAFA para abordar esto de manera integrada”, rezó Sánchez.