Por Luis Jiménez 22 de octubre de 2025, 13:05 PM

El sismo de magnitud 6.1 que sacudió al país la noche de este martes, a las 9:57 p. m., continúa siendo objeto de análisis por parte de los expertos del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica de la Universidad Nacional (Ovsicori-UNA). 

Según el sismólogo Marino Protti, tres aspectos resultan especialmente relevantes tras el evento: la duración percibida por la población, las consultas sobre un posible tsunami y las preocupaciones acerca de réplicas o nuevos sismos similares.

Protti explicó a Teletica.com que el movimiento telúrico tuvo su epicentro, aproximadamente, 22 kilómetros al suroeste de Quepos, en Puntarenas, y se trató de un sismo típico de subducción, generado en el contacto entre las placas del Coco y Panamá. 

“El sismo sí fue en el contacto entre las placas del Coco y Panamá, es un sismo típico de subducción y característico de los que se presentan en el Pacífico Central, que son comunes entre magnitud 5 y 6 por varias décadas”, señaló Protti.

El sismólogo detalló que, hasta el momento, se han localizado al menos 115 réplicas, distribuidas entre Quepos y la zona del epicentro, y destacó que las réplicas se han desplazado ligeramente hacia la costa. Este patrón es normal en eventos de esta naturaleza.

Otro de los aspectos que llamó la atención de Protti es la posibilidad de que el sismo forme parte de una “dupleta sísmica”, fenómeno en el cual dos movimientos de magnitud similar ocurren con poca diferencia temporal.

“Hemos analizado, desde 1950, que casi todos los sismos de magnitud moderada vienen acompañados de un evento de magnitud similar, por eso planteamos que puede ocurrir uno similar en las siguientes horas o días”, advirtió Protti.

En cuanto a la duración, el especialista explicó que la sensación de un temblor “largo” se debe a la propagación de diferentes tipos de ondas sísmicas.

“La razón por la que duró tanto o la gente sintió que duró mucho fue porque a esa distancia el sismo es de una magnitud importante, se siente la onda P y después la onda S”, explicó el experto.

Protti añadió que, en un sismograma, el evento de Quepos muestra claramente la llegada de ambas ondas: la onda P, que viaja más rápido, y la onda S, que se propaga más lentamente, pero con mayor fuerza perceptible. La separación entre ambas fue de unos 10 segundos en el Valle Central y de 5 segundos en Quepos, lo que explica por qué los habitantes del Pacífico lo sintieron más corto, mientras que quienes estaban más lejos percibieron una duración mayor.

“Los sismos frente a Quepos se van a sentir muy fuerte en el Valle Central porque hay un proceso de propagación de ondas y el mecanismo focal de sismos de este tipo tiende a concentrar energía hacia el Valle Central”, agregó Protti.

Las autoridades del Ovsicori mantienen la vigilancia sobre la zona epicentral ante la posibilidad de nuevas réplicas o un evento de magnitud similar en los próximos días.


¿Por qué el sismo de 6.1 no generó un tsunami?

Silvia Chacón, coordinadora del Sistema Nacional de Monitoreo de Tsunamis (Sinamot-UNA), explicó que el sismo de magnitud 6.1 registrado este martes por la noche no tenía las condiciones necesarias para generar un tsunami.

Según la experta, para que ocurra este fenómeno se requiere que el área de ruptura sea amplia, que se libere una gran cantidad de energía y que la deformación ocurra principalmente bajo el agua.

“Por regla general, los sismos menores a magnitud 7.0 no causan tsunamis destructivos, ya que su área de ruptura y energía liberada no son suficientes”, señaló Chacón.

Agregó que, aunque los centros de alerta internacionales se activan ante sismos de magnitud 6.0 o 6.5 como medida preventiva, el evento no representó ningún riesgo para el país.

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