En el mercado de Alajuela una vaca que baila y regala alegría a todos los clientes
Desde su puesto en el mercado central, Belsyn Ulate contagia energía con bailes, sonrisas y la calidez que atrae a quienes buscan más que queso y granos.
En el corazón del mercado central de Alajuela, entre el aroma del maíz, el queso fresco y el bullicio de los pasillos, una escena se roba las miradas: una vaca que baila al ritmo de la música. Detrás de ese disfraz está Belsyn Ulate, dueña del tramo Miravalles, una mujer que decidió vencer la timidez y transformar su negocio en un rincón de felicidad.
Lo que empezó como un intento para atraer clientes pronto se convirtió en un sello propio. Belsyn confiesa que al principio le daba vergüenza bailar, pero poco a poco fue soltándose y hoy invita a todos a unirse: niños, adultos, turistas y vecinos. Donde hay música y una sonrisa, ella aparece moviéndose con gracia y contagiando alegría.
Más que vender queso y granos, Belsyn reparte carcajadas y esperanza. Su creatividad convirtió un simple disfraz en un símbolo de optimismo en tiempos en que muchos lo necesitan. “La felicidad no siempre se encuentra, a veces se crea y se comparte”, repite mientras acomoda los productos en su puesto.
Cada giro del traje y cada paso de baile es un recordatorio de que la alegría también puede formar parte de la rutina diaria. Y en el mercado de Alajuela, los clientes saben que comprar en su tramo es mucho más que hacer una transacción: es llevarse un poco de esa energía contagiosa que Belsyn regala con generosidad.
Puede repasar el reportaje completo en el video que está en la portada.