Por Sebastián Durango 7 de noviembre de 2025, 17:54 PM

Hay un instante, antes del amanecer, en que el país despierta bajo el rumor de las patrullas. En cada esquina, una luz azul parpadea como una promesa. Son más de 15.000 hombres y mujeres los que visten el uniforme policial en Costa Rica, una fuerza que no solo resguarda las calles, sino también las historias que laten detrás de cada operativo.

Susan Araya arranca su vehículo con la serenidad de quien conoce los ritmos del peligro. Su mirada va más allá del parabrisas: vigila, observa, cuida. A veces le toca mediar una pelea, otras consolar a alguien que llora en la acera. “Cada turno es distinto —dice—, pero en todos hay una vida que puede cambiar”.

A unos kilómetros de distancia, Diego Barrantes cabalga el asfalto sobre una motocicleta. La velocidad no es para él una descarga de adrenalina, sino una herramienta. Corre hacia los llamados de emergencia con la urgencia de quien entiende que unos segundos pueden ser la diferencia entre la vida y la pérdida.

José Hernández, en cambio, empuña una guitarra. De raíces huetar, ha aprendido que la música puede ser tan efectiva como una patrulla. Sus acordes suenan en escuelas y plazas, donde los niños lo escuchan sin miedo. “La música abre puertas que las palabras no pueden”, confiesa.

Y está Jhonny Varela, que pinta murales en paredes grises para llenarlas de color y advertencias. Su arte es también su patrulla. Cada trazo lleva un mensaje: un llamado a los jóvenes para mantenerse lejos de la violencia, una promesa de futuro.

Cuatro nombres, cuatro maneras de entender el servicio público. Todos comparten la misma rutina de entrega y riesgo, pero también la convicción de que proteger no es solo imponer orden, sino construir confianza.

En este Día del Policía, Costa Rica mira a sus uniformados con gratitud. Detrás de cada casco, de cada chaleco antibalas, hay un ser humano que siente, que sueña, que regresa a casa con la esperanza de haber hecho lo correcto.

Porque no solo patrullan las calles. También patrullan la fe, la dignidad y el alma de un país.

Vea el reportaje completo en el video que está en la portada de este artículo.

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