Por Gabriel Pacheco |30 de marzo de 2025, 8:00 AM

Manuel Salazar Álvarez tiene más de 60 años de portar el uniforme de la Cruz Roja: su trabajo siempre ha sido voluntario y el espíritu de servicio es la luz que ha guiado su camino de ayuda al prójimo.

Él recuerda que en sus inicios en la institución tenía que dormir en camillas de lona como las que utilizaba el ejército de Estados Unidos en aquel entonces; las ambulancias se parqueaban en la calle durante las noches y las emergencias eran un tanto diferentes a las de hoy: había menos, no eran tan complicadas y los accidentes de tránsito no encabezaban la lista de atenciones. 

Sin embargo, este voluntario tiene algo muy particular: es el único cruzrojista costarricense, en casi 140 años de historia de la institución, al que el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y Media Luna Roja le ha otorgado la medalla Henry Dunant, la máxima condecoración que entrega este movimiento humanitario en el mundo. 

“A mi varios me han dicho, vacilando, que es como si recibiera el Premio Nobel, pero a nivel de Cruz Roja”, cuenta entre risas Salazar, al tiempo que sostiene con orgullo la medalla que cuelga en su pecho.

Asegura que fueron sus compañeros de la Benemérita quienes asumieron la tarea de recopilar, enumerar y detallar el trabajo que ha hecho en seis décadas y enviarlo al comité internacional encargado de otorgar tal honor. 

“El tiempo que le he dedicado a la Cruz Roja para mí es muy valioso y más valioso es para mi familia. Porque yo trabajé y al mismo tiempo presté servicio en la Cruz Roja, me casé, tuve familia, que fueron de los más sacrificados… mi familia. Tengo que reconocerlo, pero eso es un esfuerzo muy gustoso”, cuenta el veterano cruzrojista. 

Mientras conversa con Teletica.com, don Manuel agarra con fuerza la medalla de bronce que cuelga al lado izquierdo de su pecho, como quien la lleva pegada al corazón más que a la camisa. 

“Yo quiero mucho a la Cruz Roja, el voluntariado es lo más grande que tenemos”, asegura este vecino de Heredia, quien fungió como jefe nacional de Socorro y Operaciones, un cargo equivalente a ser jefe de Emergencias. 

Solo cuatro centroamericanos han recibido la misma condecoración, y en América Latina la cifra apenas llega a 17, un número bajo tomando en cuenta que, en 2023, más de 62 mil personas eran cruzrojistas en la región. A ese dato debería sumarse todos lo que han dejado la institución desde la década de los 70, cuando se otorgó el reconocimiento por primera vez: un número incalculable. 

Este abnegado y entregado voluntario participó en múltiples emergencias, entre ellas la erupción del Volcán Arenal en 1968, o el rescate de un piloto en Taras de Cartago. También viajó fuera del país en misiones humanitarias durante tragedias en los países vecinos, así lo recordó en el video adjunto.

“A lo largo de sus 60 años de labor, ha estado resueltamente comprometido con la protección de la humanidad, anteponiendo sistemáticamente el interés de los demás al suyo propio, lo que ha hecho de él un ejemplo estelar para las siguientes generaciones”, cita el Movimiento Internacional de la Cruz Roja en el acta que le otorgó a Salazar el reconocimiento. 

“¿Hasta cuando en la Cruz Roja?”, es la última pregunta que resuena en la conversación con don Manuel. Él, con la serenidad que 83 años vividos puede dar, apenas tarda un parpadeo en tener la respuesta: “Hasta que Dios, la vida y mis fuerzas me lo permitan”.

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