“Yo pensé en mis papás”, dice bombero que halló a pareja calcinada en hotel de San José
Diego Vargas vivió una tragedia similar, años atrás, cuando encontró el cuerpo de dos niños que murieron en un incendio en San Francisco de Dos Ríos, una tragedia que marcó su carrera.
La madrugada del jueves, el bombero Diego Vargas vivió una de las escenas más duras de sus 13 años de carrera: entre las violentas llamas que abrasaban un hotel en San José, encontró los cuerpos de dos adultos mayores, juntos, abrazados, en lo que alguna vez fue su habitación.
Esa madrugada, que pasaba apenas las 2 a. m., él y un compañero lograron ingresar por un costado del tercer piso tras varios intentos por remover estructuras caídas. Fue entonces cuando se toparon con la pareja.
“Estaban acostados en la misma cama, el ambiente alrededor de ellos me hace creer que se quedaron dormidos. El humo, al ser tan tóxico, muy posiblemente los desorienta, muy posiblemente ellos no se dieron cuenta de lo que estaba pasando”, relató.
Lo que vio, asegura, quedó profundamente grabado en su memoria.
“Cuando nosotros ingresamos, por las altas temperaturas que había en el lugar, ellos realmente ya estaban calcinados, pero estaban juntos. Realmente, a ese punto era imposible saber quién era quién", explicó con la voz ligeramente entrecortada.
El calor y el humo lo envolvieron todo, pero ante una escena así, nada se compara con la tormenta mental con la que luchó el bombero, que ante sus ojos tenía los restos mortales de dos personas.
"Los pensamientos son lo que empiezan a jugar una mala pasada. Uno siente una impotencia... no puede hacer nada ya. Ya usted no puede hacer nada por esas personas. Usted se pone a pensar que qué hubiera pasado si hubieran llamado antes. Uno piensa mucho... (silencio) ¿Qué hubiera pasado?", contó.
Al entrar a la habitación, asegura que por su mente pasó el recuerdo de su familia, esa que al mismo tiempo es la que le da fuerza para seguir adelante luego de una tragedia como esta.
"Yo pensé en mi hijo, yo lo que pensé fue en mis papás cuando estaba viendo a los dos adultos mayores. Uno sigue profesional, pero eso pasa por la mente [...] Una de las prioridades de nosotros es salvaguardar la vida… entonces, sentir que no podés hacer más es lo que más golpea después en la memoria”, contó Vargas.
En 13 años de carrera bomberil, no es la primera vez que mira a la muerte cara a cara. Varios años atrás, Vargas encontró calcinados los cuerpos de dos niños en San Francisco de Dos Ríos. Ese incendio y el del hotel en San José son los dos que lo han marcado.
“En toda mi carrera, el que más me afectó fue el de los niños… porque uno piensa que ellos no vivieron su vida. No es como nosotros, que ya tomamos nuestras decisiones, tenemos familia. Ellos no pudieron vivir muchas cosas”, dijo Vargas, con la voz marcada por la memoria de dos tragedias que, a pesar del tiempo, parecen fundirse en una sola imagen.
En esos momentos, la familia se convierte en refugio. Vargas sabe que no se puede llevar la tragedia a casa, pero confiesa que es inevitable que las imágenes lo sigan. Ahí, la comprensión de su esposa —quien también fue bombera— es clave.
"Yo me fui para la unidad, llamé a mi esposa y le conté: ‘Mi amor, estamos trabajando en un incendio. Me siento cansado, me siento frustrado. Encontramos cinco personas’. Ella me dijo que no era culpa mía. Eso fue como una válvula de alivio”, narró.
Su hijo, de apenas 4 años, también forma parte de esa sanación, aunque sin entender del todo lo que su padre enfrenta.
Hace poco, cuando Diego regresó de la búsqueda en la que no lograron encontrar al niño que cayó en la alcantarilla en Guadalupe, el pequeño lo recibió con una inocente afirmación: “Papá salvó al niño del agua”. Vargas recuerda que en ese momento no pudo contener las lágrimas y lo abrazó fuerte.
“Es algo duro, porque uno como papá no tiene cómo explicarle la situación… pero también la inocencia de ellos es la que a uno lo ayuda a seguir adelante”.
El funcionario insiste en la importancia del apoyo psicológico y de hablar entre compañeros. “No es bueno llevarnos estos temas para la casa. Yo he tenido mucho apoyo de mi esposa, pero también es fundamental conversar con profesionales. Eso ayuda a liberar, a no cargar con todo uno solo”.

Hoy, mientras intenta asimilar lo vivido, Vargas lo resume con sencillez: “Se hizo todo lo que se pudo. De manera profesional, todo lo que estaba a nuestro alcance. Realmente, se hizo lo que se pudo”.