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Marvin Conga: el ritmo que nació de sus manos
Su talento lo llevó a presentarse con diferentes agrupaciones nacionales y a participar en campeonatos internacionales, donde ha representado a Costa Rica con orgullo.

Su talento lo llevó a presentarse con diferentes agrupaciones nacionales y a participar en campeonatos internacionales, donde ha representado a Costa Rica con orgullo.

A sus 79 años, este vecino turrialbeño es parte del alma del pueblo, siempre presente en celebraciones, faenas comunales y momentos de necesidad.

“Costa Rica nos ha recibido con cariño”, dicen; extrañan a sus familias, pero hacen hogar aquí; comparten festividades, abren su cocina a amigos y reivindican una India diversa, sin estereotipos.

Entre música ranchera, recuerdos de trabajo en el campo y la gratitud de su gente, este pionero de Cajón celebra la vida y su aporte a la comunidad.

Mariana Pereira abre el cuaderno familiar y enseña la preparación que su abuela usaba como base de sopas, espaguetis y desayunos caseros.

En la sección “¡Yo me apunto!”, el periodista entrenó con Daniel Víquez, un joven que ha hecho del parkour una escuela de confianza, disciplina y superación personal en Costa Rica.

En Taras de Cartago, sus muñecas personalizadas son hoy símbolos de esperanza, amistad y superación, que nacieron de la lucha contra una enfermedad y florecieron como emprendimiento.

La Granja Club y Restaurante ofrece un recorrido familiar con animales, piscinas y carnes típicas, pero es este toro quien se ha convertido en la atracción favorita.

Vecina de Taras, madre de 13 hijos y abuela tecnológica, inspira con su vitalidad, su gratitud a la familia y una vida marcada por el amor y la alegría.

Mujeres de Sitio de Mata compitieron en el campeonato de tortillas, un certamen donde la tradición, el humo y la pasión por la cocina marcaron el pulso del festival.

El reto de la Pica de Leña transforma el trabajo campesino en espectáculo, reuniendo fuerza, tradición y turismo en el corazón de la comunidad.

En la feria, ellas toman la vara y el saco para demostrar que la faena campesina también les pertenece, entre orgullo, humor y destreza.

A los 70 años, Elizabeth Cascante Vargas se convirtió en la inspiración de una comunidad al unirse a la Banda Rítmica de Guápiles, marcando el ritmo con pasión y alegría.