El marimbero más longevo de Pococí toca con el alma y los recuerdos de su padre
Desde un cuarto de tierra y sin ventanas, Lázaro Reyes mantiene viva la tradición con manos que aún danzan sobre la madera a sus 70 años.
Desde un pequeño cuarto con piso de tierra, sin cielo raso ni ventanas, se escuchan las melodías que brotan de la marimba como si el tiempo no pasara. Ahí, entre notas cálidas y maderas gastadas, Lázaro Reyes sigue haciendo música a sus 70 años.
Este vecino de Pococí, en la provincia de Limón, es reconocido como el marimbero más longevo de la zona. Su vínculo con la música comenzó a los cinco años, cuando su padre —un hombre que no sabía leer ni escribir— le enseñó a tocar con precisión cada tecla.
“Mi papá no sabía ni leer ni escribir, pero tocaba a la perfección cualquier instrumento”, recuerda Lázaro, con una sonrisa tímida que delata orgullo y nostalgia.
Desde entonces, la marimba se convirtió en su refugio. Hoy, aún se levanta cada mañana para tocar en un estudio improvisado a un costado de su casa. El calor y la humedad de la zona no le impiden interpretar piezas como La Guaria Morada, que fluyen con la misma destreza de su infancia.
Hace poco perdió a su esposa, su compañera de vida. Tiene hijos, pero ninguno heredó su pasión por la marimba. Lejos de reproches, Lázaro considera que ese legado siempre le perteneció solo a él y a su padre, como un lazo sagrado entre ambos.
En un mundo invadido por sonidos digitales, Lázaro resiste con su marimba y su memoria. Porque cada nota revive la música de antaño, y mantiene viva la historia de un hijo que aprendió a hablarle al mundo sin necesidad de palabras.
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