Por Johnny López 4 de noviembre de 2025, 18:55 PM

A sus 12 años, Juan Pablo Bonilla ha encontrado en el floreo una verdadera pasión. Desde muy pequeño, el sonido del mecate y el movimiento del lazo lo acompañan en su día a día, reflejo de una tradición que aprendió en familia y que hoy lleva con orgullo (ver video adjunto).

“En el mundo del floreo empecé cuando tenía 3 años, un gusto que fui encontrando por acompañar a mi abuelo en la finca, ayudándole con el ganado”, cuenta Juan Pablo, con una sonrisa que deja ver el cariño por lo que hace.

Con disciplina y mucha constancia, este niño turrialbeño ha perfeccionado su talento viendo videos y practicando sin descanso. Su amor por los caballos y el trabajo con el ganado lo motivaron a tomar el mecate y aprender por sí mismo los movimientos que hoy domina con naturalidad.

Su abuelo, Juan Bautista Chinchilla, recuerda con orgullo los primeros pasos de su nieto:
“Desde niño era muy fiebre y siempre andaba conmigo, ahí le entró el gusto por este mundo”, dice entre risas, mientras observa cómo Juan Pablo continúa la tradición familiar.

En cada floreo, Juan Pablo no solo demuestra su habilidad, sino también el respeto por una costumbre campesina que sigue viva en las nuevas generaciones.

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