Por Johnny López 19 de septiembre de 2025, 17:55 PM

En el corazón de San Rafael Arriba de Desamparados, hay una casa que siempre huele a historia… y a pan recién horneado. Es el hogar de doña Macelenda Díaz Arias, de 77 años, quien se ha convertido en toda una institución en su comunidad, no solo por su carisma, sino también por las delicias que nacen de su cocina.

Después de trabajar 34 años en una empresa, Macelenda se pensionó y dedicó un tiempo a cuidar a su madre. Fue entonces cuando, casi sin proponérselo, volvió a un viejo amor: el pan. Las recetas que había aprendido de su mamá y su abuela regresaron a su memoria y, entre natilla, banano, coco y hasta yuca, empezó a hornear panes que pronto se hicieron famosos entre sus vecinos.

“La mayoría de las recetas son de mi familia… pero también llevé cursos. Me gusta aprender más”, contó sonriente.

Lo que comenzó como un pasatiempo se transformó en un ingreso adicional, pero para ella es mucho más que un sustento. Hacer pan es su manera de honrar a quienes la criaron, de compartir lo que sabe y de mantener vivas las tradiciones. Su cocina es mucho más que un espacio de trabajo: es un refugio donde se mezclan el aroma de la levadura, la memoria de su infancia y el cariño que entrega a su gente.

“A mí me encanta que la gente disfrute lo que hago”, dice mientras saca del horno uno de sus famosos panes de queso y natilla, que rápidamente se agotan entre los vecinos.

La casa de doña Macelenda, esa joya del barrio, es un testimonio vivo de que nunca es tarde para comenzar de nuevo… y de que el sabor del hogar no tiene edad. 

Le invitamos a repasar el reportaje completo en el video que aparece en la portada.

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