La herencia que endulza a San Ramón cada víspera del 8 de diciembre
Entre aromas tostados y recuerdos familiares, una receta de melcochas sigue viva gracias a hijos, yernos y cuñados que se niegan a dejar caer una tradición que definió a todo el cantón.
En San Ramón de Alajuela, la víspera del 8 de diciembre tiene un aroma que anuncia celebración: es el olor dulce, tostado y espeso de las melcochas de María. Ese perfume se extiende por las calles del cantón como una señal de comienzo, como si la comunidad entera regresara a una misma imagen: manos ocupadas, miel burbujeante y un ritual que se repite desde hace generaciones en honor a la Inmaculada Concepción de María.
Entre las familias que sostienen esta tradición está la familia Araya. Son herederos de una receta que nació hace más de setenta años en las manos de Albertina Villalobos, Doña Tina, mujer de fama pública por su buena cuchara y por unas melcochas que los vecinos esperaban con devoción. Ya fallecida, su legado se mantiene intacto en quienes la recuerdan como una presencia firme y alegre en las celebraciones de diciembre.
Su hija, Marta Araya, habla de ella con un orgullo que no necesita adornos: “Mi mamá fue muy famosa porque tenía fama de buena cuchara y además porque las melcochas le quedaban muy buenas”, dice mientras preparan la receta junto a su yerno, Edgar Carrillo. Él también aprendió a hacerlas, como se aprende lo que se sabe que no debe morir.
Hoy, cada diciembre, la familia —hijos, yernos, cuñados— se reúne alrededor del fuego para revivir la misma escena que marcó a Doña Tina. Es un acto sencillo pero profundo: el de sostener una tradición dulce que carga historias, silencios y memoria. Con ellos elaboramos esta receta para el recetario de Más que Noticias, celebrando aquello que sigue uniendo a las familias alrededor de la comida.
Ingredientes
- Tapas de dulce (la cantidad que desee preparar)
- Por cada tapa de dulce: 1 vaso de agua
- Maní
- Linaza
Preparación
- En una olla grande, coloque las tapas de dulce junto con el vaso de agua por cada tapa.
- Cocine a fuego medio, revolviendo constantemente mientras la miel se va disolviendo.
- Cuando la mezcla empiece a espesar, déjela llegar al punto adecuado (una miel firme y brillante).
- En ese momento agregue maní y linaza al gusto, mezclando bien.
- Vierta la melcocha sobre una superficie limpia y resistente al calor.
- Cuando baje un poco la temperatura, empiece a estirarla con las manos (con cuidado), doblando y estirando hasta que tome consistencia.
Ya fría, córtela en trocitos, como se presenta tradicionalmente en San Ramón.
Puede repasar el reportaje completo en el video que está en la portada.

