La reina de las tortillas nos puso a prueba y no fue tan fácil como creíamos
En Turrialba, una mujer convirtió su cocina en aula y nos mostró que cada tortilla bien hecha guarda una historia familiar.
En Sitio de Mata de Turrialba hay una maestra que no enseña con tiza ni pizarras, sino sobre hojas de plátano y con masa entre las manos. Se llama doña Casilda, y es la reina indiscutible de las tortillas palmeadas.
Con su delantal bien puesto y una sonrisa que abraza, nos puso a prueba: “A ver si tienen madera de tortilleros”, dijo entre risas mientras nos pasaba la masa caliente.
Aprendimos que hacer una buena tortilla es todo un arte. No puede ser muy gruesa ni muy delgada, debe quedar redonda como luna llena, y con ese dorado perfecto que solo logran las manos sabias. No fue fácil: algunas salieron chuecas, otras se rompieron… pero doña Casilda, con paciencia de oro, nos animó a seguir.
¿El resultado? Puede que no fuéramos los alumnos más hábiles, pero sí los más agradecidos. Porque más que una clase, fue una experiencia que huele a tradición, a maíz caliente y a historia viva.
Repase esta experiencia completa en el video que está en la portada de este artículo.