Nada detiene al trapiche de los Esquivel, ni siquiera el paso del tiempo
Fabricado con piezas usadas, este ingenio mecánico mantiene viva la tradición cañera en cada vaso de jugo que dos hermanos reparten en su comunidad.
“Mi hermano Ricardo fue la mente maestra”, dice don Tobías Esquivel con una sonrisa cargada de orgullo. Junto a él, ambos hermanos con alma de agricultores decidieron convertir un recuerdo familiar en un proyecto sobre ruedas.
Desde la comunidad de La Suiza de Turrialba, los hermanos Esquivel construyeron su propio trapiche móvil: una máquina capaz de transformar caña en jugo fresco, dulce y bien frío. Lo más impresionante es su origen: fue fabricado con partes viejas de un chapulín.
Este invento mecánico, que apenas tiene cinco meses de vida, nació en una finca donde la caña ha sido protagonista por generaciones.
Pero este trapiche va más allá de lo funcional. Representa una forma de rendir tributo a su padre, un hombre entregado durante años a la producción cañera. “Siempre hemos estado en la agricultura”, cuenta don Tobías. “Pero esto del trapiche fue una forma de revivir lo que hacíamos con papá, y de llevarlo ahora a más lugares”.
Hoy en día, don Tobías y Ricardo recorren diferentes actividades comunales con su trapiche ambulante. En cada feria y evento de la zona ofrecen jugo de caña recién exprimido, natural, refrescante y cargado de historia.
Si quiere conocer de cerca esta historia de ingenio, amor filial y sabor rural, lo invitamos a repasar el reportaje completo en el video que está en la portada de este artículo.
Y si desea contactarlos para una actividad o fiesta comunitaria, puede llamar al número 8340-9362.