Perdió a su esposa, a su hijo y cuidó a su nieto enfermo hasta el final
Don Ronny enfrentó tragedias familiares con dignidad y sin protagonismo. Su historia es un homenaje al amor incondicional.
Era martes, cerca de las ocho de la noche, cuando don Ronny Lemaitre regresaba a su casa en Alajuelita. Venía de una extensa jornada como oficial de seguridad privada. Caminaba despacio, con el peso del día sobre los hombros, pero con la certeza de que su familia lo esperaba tras la puerta.
Al entrar, lo recibían su madre, con quien compartía el hogar; su hija Vanessa, que se encontraba de visita mientras recibía tratamiento médico; y sus nietos, cuya energía llenaba la casa a pesar de las dificultades.
Ese pequeño universo era su razón de ser.
A sus 57 años, don Ronny había enfrentado más pérdidas que muchas personas en toda una vida. Primero, su esposa falleció repentinamente a causa de una muerte súbita. Luego, perdió a su hijo debido a una enfermedad autoinmune hereditaria, la misma que años más tarde afectaría a su hija Vanessa y a uno de sus nietos.
Aquellas tragedias lo marcaron, pero no lo vencieron. Lejos de rendirse, se aferró con más fuerza a lo que le quedaba: su familia. Para Vanessa, su padre era mucho más que un sostén. Era su base emocional, su apoyo económico y su consuelo diario.
Don Ronny trabajaba jornadas extenuantes: de lunes a viernes, de siete de la mañana a siete de la noche; y los sábados, hasta las cuatro. El cansancio era constante, pero él nunca se quejaba. No lo hacía por reconocimiento, lo hacía por amor.
Su vida fue un acto silencioso de entrega diaria. Nunca buscó cámaras, homenajes ni atención. Su historia no apareció en noticieros ni en redes sociales. Pero quienes lo conocieron, sabían que estaban frente a un hombre excepcional. Un ser humano que se mantuvo firme cuando la vida lo puso a prueba una y otra vez.
Don Ronny fue faro en medio de la tormenta. Su fuerza no estuvo en levantar la voz, sino en resistir con amor, en no dejarse quebrar, en ser refugio para los suyos.
Hoy, cuando se habla de su historia, se recuerda a un hombre que no se rindió. Un héroe cotidiano cuya mayor victoria fue no dejar de amar, incluso cuando el dolor parecía insuperable.
El legado de don Ronny quedó grabado en corazones... y también en cámara. Vea el reportaje completo en el video que está en la portada.